“Como la ciudad o el santuario, la casa está santificada, en parte o en su totalidad, por un simbolismo o un ritual
cosmogónico. Por esta razón, instalarse en qualquier parte, construir un pueblo o simplemente una casa,
representa una grave decisión, pues la existencia misma del hombre se compromete con ello: se trata, en suma,
de crearse su propio “mundo” y de asumir la reponsabilidad de mantenerlo y renovarlo (…)
Toda construcción y toda inauguración de una nueva morada equivale en cierto modo a un nuevo comienzo, a una nueva vida.Y todo
comienzo repite ese comienzo primordial en el que el universo vio la luz por primera vez”
(Mircea Eliade, 1967 Lo sagrado y lo profano, p.61)
Dal 2013 un vecchio casolare di campagna in Asturias (Spagna), Casa Antonino, sta diventando PACA_Proyectos Artísticos Casa Antonino, nel tentativo di attivare nuovi rapporti con il territorio e la comunità locale attraverso la pratica artistica contemporanea. Vocazione: favorire i legami intellettuali ed affettivi delle persone al proprio territorio e pensare una nuova ecologia del paesaggio, modi alternativi di abitare e percepire lo spazio, il luogo, i rapporti città-campagna. L’opera d’arte è la casa, intesa non come costruzione ma come spazio sociale e culturale: fucina e raccolta di progetti artistici interdisciplinari, sperimentazioni e scambio di saperi tra le persone del posto, (i veri abitanti paesaggistici quotidiani) e le persone invitate a condurre workshop, ricercatori, artisti in residenza, in dialogo e collaborazione con le istituzioni. Fin ora abbiamo avviato progetti dove il camminare diventa uno strumento di interpretazione del proprio paesaggio. HABITANTES PAISAJISTAS, passeggiate-laboratorio dove si condividono saperi (antropologia, sound art e fonografia, botanica, arti visive, archeologia…) si assaggiano prodotti locali, si favorisce il pensiero critico. Si sta creando una mappatura locale, antidoto contro l’amnesia e strumento di valorizzazione del territorio, grazie alla collaborazione dei vicini: CARTOGRAFIAS SUBJETIVAS. Si ospitano residenze artistiche site oriented in modo da stimolare uno sguardo nuovo ed estraneo (Paolo Angelosanto: Indagine eco-performativa. 2015; Eigendenken/Rcordación: Trabajar para comer, 2016. Artisti: Miguel Braceli, Irene Coppola, Claudia Gambadoro, Tamara Vignati); progetti educativi che diventano mostre: EL PAISAJE AGRARIO DE VERANES 2014-2016. Eventi per l’incontro tra progetti culturali nazionali in modo da creare reti di lavoro: Genius Loci: arte e poeticas de la relación 2016 e infine, il progetto di micro-editoria (PACAbooks) che ha visto uscire la sua prima pubblicazione quest’anno 2016: Creadores de Paisajes #1. Tutto risponde a un unico programma: la sensibilizzazione e responsabilità verso il paesaggio e la creazioni di mondi possibili attraverso una pratica artistica quotidiana a Km0. PACA è nata a settembre 2014 con una giornata di Semina Collettiva per il progetto Tengo un Sueño. Casa Antonino tornava dopo anni di silenzio. Un silenzio che invade oggi tanti casolari (caserías) in Asturias, testimoni del passato agricolo e contadino recente ma vittime di una erronea idea di progresso.
Panorámica di casa Antonino, sede di PACA_Proyectos Artísticos Casa Antonino durante i lavori di ristrutturazione
I campi di PACA durante la giornata di semina colettiva per il progetto “Tengo un sueño”, I have a dream comunity project. Settembre 2015. Foto: econodos
Casa Antonino fue levantada con su forma actual, piedra a piedra, en los años 40 por Manuel Díaz Fombona y Margarita Martínez en la aldea de Trubia, perteneciente a la parroquia “rural” de Cenero, en Gijón (Asturias). En ella vivieron con sus hijos Manuel (Manolín) y José Luis (Pepín) y después Manolín con su mujer Elena. El matrimonio no tuvo hijos. Cuando nosotros llegamos Casa Antonino ya estaba muda y vacía. Tras la muerte de Manolo -que ya vivía en Gijón, Elena decidió ponerla en venta, y así fue como aparecimos nosotros en Casa Antonino.
Somos de los lugares a los que llegamos, somos de las huellas de quienes nos han precedido, somos los paisajes que hemos vivido o imaginado.
Llegamos a Trubia un día de lluvia del mes de agosto del 2013. El verano asturiano nos hacía los honores. Entramos en el pueblo lentamente, siguiendo las vacas de Laureano que salían de la cuadra. Giovanni y yo habíamos decidido fijar nuestra residencia y lugar de trabajo en Casa Antonino después de más de 15 años en Florencia (Italia). La decisión no fue fácil y todos nos decían que era bastante temeraria considerando la situación económica general y que ya teníamos nuestra actividad profesional asentada en Italia. De todas formas , queríamos realizar nuestro proyecto de vivir en el campo, uniendo arte, territorio y vida cotidiana. Vinimos a ver Casa Antonino el verano anterior, en el 2012 y un año más tarde estábamos aquí, con la casa a cuestas. Fue fruto de una serie de coincidencias (?), nosotros buscábamos algo similar en la Toscana cuando mi madre me dijo que la casería de la hermana de una amiga suya estaba en venta. Fue amor a primera vista y a veces las decisiones se toman así, a corazonada.
Mi madre vivió en Veranes, una aladea al lado de Trubia, durante los años difíciles de la posguerra. Había nacido en La Nueva, un pueblo minero en la zona central de Asturias, pero los desgarros de la guerra civil hicieron que su madre Pilar decidiera emigrar a Buenos Aires para no volver nunca más y dejara a su hija con su amiga y vecina, Ángeles, a quien yo siempre he llamado abuela. Sin duda esta pérdida, ha sido la causa fundamental de que mi madre recuerde todavía hoy con dolor su infancia en Veranes y todo lo relacionado con estos paisajes. Los padres de Ángeles, poco después de terminar la guerra civil, compraron una casería en Veranes, Casa La Burbuja, probablemente por esa gana de tierra que da el haber pasado hambre y dificultades durante la guerra. Así fue como mi madre, en los años 40 y con unos cuatro años vino a vivir a Veranes, donde se quedaría hasta mediados de los ‘60, para después coger su ansiado tren a la ciudad de Gijón y no volver más, bueno, de visita. Aquellos fueron tiempos difíciles para todos y para una niña que en cierta forma se sentía abandonada y diferente, la vida no debió de ser fácil. Quizás no muy diversa de la vida de los otros niños del pueblo, pero sus recuerdos y vivencias están marcados por el sentimiento de abandono y desarraigo. Me cuenta anécdotas divertidas, es memoria viva del paisaje agrario de Veranes porque lo trabajó diariamente, hizo grandes amistades, pero cuando le pido que me cuente sus recuerdos de aquel tiempo, a menudo se echa a llorar.
Virginia López, particolare dell’istallazione “Reverie vicino alle acque”. 2012. Nell’immagine: mia madre, mia zia e la nonna
Este es mi lazo de unión con este lugar, a través de mi madre (aunque a ella le pese). En estos tres años, Giovanni y yo hemos restaurado la casería con mimo, podado los viejos manzanos e intentado mantener la memoria de quienes la crearon. Hemos pasado a formar parte de su historia y queremos seguir construyéndola. Los usos serán diferentes, pero somos felices, porque hemos abierto de nuevo Casa Antonino y su historia continúa.
Cuento todo esto porque PACA es Casa Antonino, su historia, sus gentes, su memoria, individual y colectiva. Los proyectos que ahora estamos desarrollando nacen de este corazón doméstico, en este particular contexto, con el que necesariamente deben relacionarse. La elección de Casa Antonino también se debió a la fragilidad y complejidad del paisaje en el que se encuentra: una zona donde perviven aún pequeñas explotaciones agrícolas y ganaderas de gestión familiar, pocas y en peligro de extinción (muchas de ellas quizás no sobrevivan al cambio de generación), junto a zonas industriales que poco a poco van robando terreno al campo. En esta zona occidental de Gijón es donde se han ido asentando ya desde finales del s. XIX las principales infraestructuras e industrias de la ciudad (autopistas, embalses hidroeléctricos, áreas logísticas polígonos industriales y enlaces con el puerto marítimo, industria del acero…) dando como resultado una ordenación caótica del territorio en pos de una idea obsoleta y perjudicial de progreso que pasa sólo por el desarrollo industrial (La paradoja se encuentra, en que aún hoy se insista en continuar este camino). Por este motivo, tantas caserías como casa Antonino, están cerradas o lo harán próximamente, sin alternativas y sin haberse podido adaptar al nuevo contexto económico. Los hijos se han ido a la ciudad y no quieren volver. Tampoco parece que la administración haya sabido incentivar nuevas formas de diversificación de la economía local y en esto España creo que es bastante miope. Falta una visión holística del paisaje, una sensibilización estética que vaya más allá de los clichés impuestos por el turismo de masa, falta un imaginario colectivo de habitabilidad sostenible. Así es como estando a 10 km del centro de Gijón, se percibe como un lugar distante, porque el campo, en el imaginario del urbanita, está siempre distante, está siempre en las antípodas. Y para frecuentarlo, debe cumplir los requisitos de un ideal de belleza, la belleza de lo rústico, de lo natural. Pero nadie se preocupa en realidad de ver cómo evolucionan estas zonas rurales en la periferia de la ciudad, son sólo objeto de planes de ordenación urbanística para posibles y futuras ocupaciones de suelo (si puede ser un vertedero, mejor). Así tenemos gallinas, corrales, vacas que pastan, pomaradas con buenas manzanas y hermosos huertos, un patrimonio arqueológico y etnográfico considerable, pero también malos olores, plásticos, chamizos y corraletas en uralita, muros de piedra que caen, hartos que invaden caminos y campos abandonados y sin ganado, chalets y nuevos edificios variopintos …
Frammento di paesaggio nei dintorni di Casa Antonino, 2015. Pubblicata sulla rivista Creadores de paisajes.n-1. 2016. Foto: Virginia López.
Tino “el Turruxón” nel suo orto e davanti al Turruxón de Trubia. 2016. Foto: Virginia López
Quizás la reivindicación y valorización de su importante patrimonio cultural sea una de las pocas posibilidades que le quedan. Y cuando digo patrimonio cultural, entiendo no sólo el patrimonio arqueológico, sino también el paisaje agrícola tradicional al que estos yacimientos y monumentos están ligados, la memoria, los momentos de socialización, las fiestas, las relaciones y las percepciones, es decir el patrimonio inmaterial vivo y en constante transformación.
Si bien el territorio sobre el que trabajamos es extremadamente local y reducido en extensión, creo que puede tener correspondencias más amplias puesto que los procesos de transformación del paisaje que se detectan en esta zona, son en muchos casos y con diferentes particularidades, aquellos que podemos observar en otras zonas periurbanas y rurales de la sociedad occidental actual. Este contexto bien delimitado forma parte de nuestro enfoque de trabajo: partir siempre de una experiencia directa y cotidiana del paisaje. En definitiva, se trata de una cercanía, de un contacto.
Por este motivo, desde PACA, se organizan proyectos culturales y programas de residencias artísticas internacionales site-oriented, de manera que la práctica, investigación y experimentación artística , además de tener una valencia estética y poética, generen nuevas vías de interpretación y de conocimiento del territorio en el que operan, a través de valores culturales, ambientales y sociales. Se piensan y organizan proyectos de largo recorrido en el tiempo donde el arte sirva como instrumento de cohesión, participación, formación y encuentro. Los modos de vida urbanos que se han extendido por esta zona un tiempo netamente rural han importado también individualismo, aislamiento y soledad. Cada vez se ven menos vecinos por los caminos. Casi todos usamos coche y pocos trabajan ya en el campo. La casa se cierra. El huerto se convierte en jardín. Los más ancianos recuerdan con nostalgia los tiempos en que todos se ayudaban, los momentos de encuentro con ocasión de las tareas agrícolas. Y es que la pérdida de la dimensión económica de la casería (centro de producción agrícola familiar) genera al mismo tiempo una pérdida de su dimensión social: la casería formaba parte de un grupo social con intereses comunes y espacios de socialización ligados a la actividad económica: la sestaferia (prestaciones establecidas de acuerdo común para mantener infraestructuras comunales: limpieza de caminos, traída de agua…), la andecha, el samartín, les esfueyes… actividades que se convertían comidas, fiestas, inicios de noviazgos…Hoy este patrimonio se está perdiendo. El tiempo de ocio se ha comercializado y desplazado a la ciudad, faltan lugares comunes en los que estrechar lazos de vecindario y amistad.
Por eso casa Antonino, además de residencia familiar quiere mantener viva esta dimensión de apertura y contacto que en realidad es propia de la casería, pero a través de la práctica artística.
Lo que media entre el amor y el conocimiento es la Belleza.
Probablemente desde el arte no se pueda cambiar nada en términos de inmediatez tangible (y los vecinos preferirían, en este sentido, tener un ingeniero del ayuntamiento como vecino, o al alcalde), pero desde luego la propia práctica artística nos modifica mientras la realizamos. Como una azada va surcando caminos posibles, crea conexiones y puede generar espacios de reflexión alternativos y colectivos. El pensamiento se hace gesto y cuerpo. Intentamos generar experiencias y a través de éstas activar sensibilidades y favorecer el pensamiento crítico.
Si ha habido un periodo reciente en el que el paisaje parecía no tener relevancia en el panorama artístico y cultural, hoy una buena porción de arte viste de verde. Una parte es auto-referencial y la naturaleza sirve únicamente de pretexto comercial. Pero también es cierto que la urgencia ecológica de nuestro tiempo hace que sea imposible separar estética de política y ecología. Tal vez por eso cada vez más la actividad de artistas, activistas, colectivos, asociaciones e instituciones, gira en tono a esta problemática, recuperando modalidades y estéticas relacionales, con una fuerte dimensión social o comunitaria. Porque estamos en un momento de peligro:
“El peligro está, por tanto, en que las posibilidades se disipen de nuevo y nada cambie. Y es que, frente a los hechos que están siempre allí, las posibilidades corren el peligro de volverse a perder. Por eso debemos aprovecharlas. Por eso debemos estar atentos, tan atentos como cuando estamos ante el momento de peligro, como si nos jugáramos la vida, porque nos estamos jugando la vida de los otros, porque la vida de los otros que ya murieron está en nuestras manos y no podemos dejarlos sepultados. Porque cada vez que dejamos pasar la oportunidad, cada vez que no habitamos el tiempo, cada vez que olvidamos, contribuimos al incremento de la pila de escombros. La verdadera catástrofe es pues, desaprovechar la oportunidad”
(Hernández Navarro, Miguel Angel 2012, Materializar el pasado. El artista como historiador benjaminiano, p.62)
Sin embargo, una de las grandes y viejas críticas que se hacen al arte contemporáneo es su falta de empatía con un público que debería ser partícipe y que, en su gran mayoría, permanece ajeno a tales prácticas artísticas. El hecho de que PACA, como otros espacios y proyectos artísticos esté en un contexto rural no dificulta esta relación, pues la falta de diálogo sucede dentro de las ciudades. Todos hemos visto como muchas exposiciones, seminarios o talleres, se llenan de “amigos” del sector y a menudo estamos siempre los mismos. Es lo que José Manuel Costa llama “arte ensimismado”1: aún tratando cuestiones sociales, políticas o ecológicas no tiene en cuenta la comunicación a la hora de su presentación y por tanto la claridad y la posibilidad de verdadera incidencia en la realidad, puede querer ser relacional, pero sigue ensimismado. Propone preguntas pero no da respuestas.
¿Qué hacer? El Arte permanecerá como es mientras exista la sociedad que lo sustenta. Existe la posibilidad de hacer y presentarlo de forma progresivamente menos comprensible para el común de los mortales y precipitar de esta forma su propia irrelevancia social. O bien puede abrirse a una población potencialmente interesada, actualmente sumida en cierto estupor y que agradecería puertas al menos entornadas, no cerradas bajo llaves que solo unos pocos poseen. Porque incluso ahora cabría esperar de parte de ese mundo del Arte, que incluso en sus más altas representaciones públicas se pretende progresista, cuando no directamente antisistema, que dejara de mirarse el propio pulgar. Hay algo llamado contacto con lo social. Un concepto muy amplio, no solo político o económico. Que tiene también que ver con los sentimientos, las ideas, los conocimientos, los sentidos… Un algo que se puede entender pensando en y para las personas. Algo que, a su vez, dé lugar a un arte que pueda darse a entender. (Costa, JM.2016)
Arte relacional, arte participativo, procesos de trabajo colectivo, empoderamiento, prácticas colaborativas… son algunos de los “palabrejos” del arte contemporáneo, pero realmente ¿con quién nos relacionamos? ¿A quién se empodera? (recientemente una artista y amiga de redes sociales decía que odiaba esta palabra-yo también, porque sólo la dicen quienes ya tienen poder). ¿De qué manera entonces, puede operarse la anhelada comunicación – participación? ¿Cómo pueden llegar los discursos del arte actual a tener un impacto sobre la sociedad que pretenden transformar? ¿Cómo introducirlos, qué herramientas y actitudes hay que poner en marcha? ¿Cómo comunicar? Son preguntas que muchos nos hemos puesto antes de iniciar nuestros proyectos. La respuesta es compleja, pero aquí cito algunas propuestas que pueden darnos pistas y que yo tengo siempre en mente e intento refrescar cada vez que iniciamos un nuevo proyecto. Es una selección de las “ideas clave” pensadas durante un seminario de Dinamización Local Agroecológica por diferentes grupos de trabajo que ha sido recogido en la publicación Manual práctico para la Dinamización Local Agroecológica de Daniel López y Guillem Tendero2 y que se puede aplicar perfectamente al ámbito artístico:
– Adaptar el lenguaje y el ritmo a la realidad social y a la identidad local.
– Conocimiento del contexto- anclaje local.
– Elaborar objetivos bien definidos y operativos, respetando la flexibilidad del proceso.
– Que las necesidades del lugar encajen con el planteamiento del proyecto. (…) Aunque a ti te parezca algo importantísimo e interesantísimo, si el resto de la gente no piensa igual que tú, tu propuesta tendrá poco recorrido. Pregunta a la gente qué les parece tu idea antes de intentar implicarles en ella. En definitiva, antes de aplicar recetas universales o ideas ajenas al territorio, en general merece la pena preguntarnos qué puedo aportar yo. Y mucho mejor aún preguntarle a la gente: ya que he elegido estar aquí y quiero hacer cosas con más gente. ¿Para qué puedo serviros de ayuda?
– Entender el proyecto como proceso, flexibilidad y adaptación.
– Definir qué entendemos por participación: quiénes y cómo van a participar. Transparencia: explicitar los niveles de participación posibles. La transparencia genera legitimidad social.
– Necesidad de trabajar en red. Tejer redes y buscar aliados para generar sinergias. Poco a poco, iremos siendo capaces de construir alianzas o grupo con los que nos sentiremos más cómodos/as. Con algo de rodaje, iremos siendo capaces de ir afinando objetivos de mayor calado (…) pero al menos al inicio, mejor empezar a hacer cosas que no generen revuelo o resistencias y con las que s epoda sentir integrada y reconocida la mayor parte de gente a la que concierna nuestro proyecto.
– Basado en relaciones de confianza. Tener en cuenta las relaciones interpersonales.
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Alla base dell’opera d’arte c’è l’entusiasmo di chi la fa, stimolato dall’entusiasmo di chi ne fruisce.
Ora noi dobbiamo risolvere questo: riportare l’opera d’arte al suo scopo: la persona. (…) dobbiamo lavorare :
sul tempo; sullo spirito; sulla memoria; sulla familiarità, sul sentimento; sulla presa di posizione ideale; sulla presa di posizione física. (…)
Luciano Fabro3
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A modo de respuestas, comparto algunas iniciativas que hemos llevado a cabo en estos 2 años de actividad en PACA, no sólo los éxitos sino también las dudas y los procesos que las han generado. Hago una selección de aquellos proyectos que nacen desde, con y espero, para este paisaje del que formamos parte. Proyectos en los que la práctica artística se presenta como una forma de educación, de intercambio de conocimiento. Mi producción artística en estos últimos dos años, no ha sido un objeto, aunque amo la manualidad implícita en su realización y la echo de menos, sino PACA, un espacio construido a través de relaciones cultivadas día a día.
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#advertencia:
“-Echamos un vistazo?
-Todo esto es mucho más bonito desde fuera. No hay que querer conocer todos los secretos. Me he atenido
a eso durante toda mi vida. No es hermosos que en nuestra
existencia algunas cosas se mantengan extrañas y ajenas, como detrás de muros de hiedra? Eso les da un encanto indecible, que se va perdiendo cada vez más. Hoy en día todo es codiciado y poseído brutalmente.”
Carl Seelig4
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Bajo esta premisa nacen los proyectos de residencias artísticas en PACA, el proyecto Habitantes Paisajistas, PAV 2015-2016 o Cartografías Subjetivas. Todos ellos exigen una importante participación por parte de la comunidad local, sin la cual no tendrían sentido, y cuando hablo de participación hablo siempre de un acto de dono y generosidad por su parte que conlleva un acto de cura por parte de nuestra. Nacen bajo la premisa de una relación de reciprocidad, confianza y respeto. El hecho que los vecinos abran sus casas, compartan recuerdos, saberes y experiencias, es en cierta manera pasar del ámbito privado al público y este intercambio siempre entraña un momento delicado: el momento en el que gira la bisagra. De otra manera se incurriría en explotación, usando la intimidad para una exposición pública bajo el pretexto de un proyecto artístico. Por eso la palabra participación lleva implícita la palabra responsabilidad y la consideración de que aquello que se comparte, aún cuando pertenece a la experiencia privada de una persona, es un asunto de interés público.
Residencias artísticas (#AIRPACA)
Hemos iniciado con las residencias en el 2014 y hasta hoy han pasado por PACA José Perozo (Venezuela), Martín Calcagno (Argentina), Paolo Angelosanto (Italia), Miguel Braceli (Venezuela), Claudia Gambadoro (Italia), Irene Coppola (Italia), Tamara Vignati (Italia) y el colectivo OffMothers (España). Algunos artistas han venido ya con proyectos propios decididos previamente con independencia del lugar (José Perozo y Martín Calcagno). PACA ha funcionado en estos casos como espacio de producción e investigación, acompañando el proceso de trabajo artístico y facilitando redes y contactos en el ámbito artístico. También este último elemento forma parte de un aspecto de la participación: crear sinergias con otros artistas, colectivos e instituciones locales. La colaboración disminuye el coste económico en estos tiempos de crisis es casi práctica necesaria para la supervivencia, y facilita el reparto de tareas (aunque generar estos lazos de colaboración conlleve otras!). También significa o se espera, ir creando un tejido menos fragmentario en las acciones a desarrollar, poder elaborar programas de duración sostenida en el tiempo y una mayor visibilidad e impacto de los contenidos.
Miguel Braceli, fotografia realizzata durante la performance di partecipazione collettiva “Sacar el mar”, 2016. Artista in residenza, AIRPACA2016. Foto: Courtesy dell’artista.
La última experiencia de residencia apenas concluida ha nacido en cambio dentro de un marco conceptual de trabajo definido desde PACA y por tanto en relación y con el territorio:
Eigedenken/Recordación, trabajar para comer se planteó como una lectura desde la práctica artística de la relación campo-ciudad (relaciones sociales y laborales, espacios y sistemas de producción) poniendo una atención particular en el espacio doméstico, la casa: lazos afectivos y organización espacial. Para ello han sido objeto de análisis dos realidades históricas: la vivienda rural tradicional en Asturias, la casería (Casa Antonino, sede de PACA) y las ciudadelas obreras de Gijón, una de las tipologías de vivienda características de los inicios de la industrialización y desarrollo urbano de la ciudad (Ciudadela Celestino Solar). Tras un mes de residencia en PACA, las obras producidas fueron expuestas en el museo del Ferrocarril de Asturias durante el mes de octubre 2017.
Artistas en residencia: Miguel Braceli, Irene Coppola, Claudia Gambadoro y Tamara Vignati.
Artistas invitados: Héctor Z. Siluchi, el colectivo asturiano Offmothers compuesto por Susana Carro, Elena de la Puente, Natalia Pastor, Roxana Popelka, Blanca Prendes, Gema Ramos y Eugenia Tejón y una selección de artistas con obras audiovisuales del archivo francés La Vidéothèque: Isabelle Hayeur, Anne-Charlotte Finel, Yasmina Benabderrahmane y Ailbhe Ni Bríain.
En el caso de los artistas en residencia (en particular las obras de Irene Coppola, Claudia Gambadoro y Tamara Vignati), la participación y la colaboración de nuestros vecinos fue esencial: ellos son quienes han vivido y construido día a día y durante generaciones este paisaje, su mirada, sus observaciones, su experiencia de vida era fundamental para poder construir un discurso enraizado en la realidad y que pudiese generar resonancias sin caer en la superficialidad (siempre un riesgo cuando se afronta una experiencia de este tipo con una duración de tiempo limitada). Este aspecto del tiempo creo que es fundamental en lo que se refiere a las residencias y el trabajo con el territorio, la forma de generar y sumar significados cuando se dispone de poco tiempo para establecer una verdadera con-vivencia, una verdadera experiencia. Es cierto que un determinado contexto o entorno, no por familiar, doméstico o cotidiano, se conoce mejor, es sólo otra perspectiva, otra mirada, que necesita siempre de nueva sabia, de una nueva revisión o reinterpretación, algo que invite a la movilidad, a la flexibilidad y a la transformación crítica y positiva de nuestra realidad. Esta actitud de constante revisión de lo real es la que alimenta los proyectos de residencia.
No obstante, creo que es fundamental el hecho de que mi madre se criara aquí y que Giovanni y yo hayamos decidido que casa Antonino es nuestra casa. Esto facilita la participación porque detrás hay una relación de confianza, aunque por mi parte, también aumenta el pudor y la responsabilidad. Esto último creo que es algo positivo.
Manolo y Maribel de casa Sabelona, nos abrieron las puertas de casa y explicaron a Irene Coppola los detalles sobre el cultivo del maíz, de donde surgiría buena parte de la instalación “Memoria dell’immemoriabile”, una reinterpretación de elementos comunes del paisaje asturiano: la panera (construcción en madera para la recolección de las cosechas y hoy elemento casi fetiche de reclamo turístico, desposeído de su función agrícola), la mazorca de maíz y el mar. Irene Coppola los desnudó y tradujo en dibujos espaciales esenciales cargados con nuevos significados: la necesidad de una ruptura que opere el cambio hacia un modelo social no jerarquizado, en el que un uso sostenible de los recursos naturales genere nuevos espacios de cohesión social y restablezca el valor de las relaciones interpersonales. Supervivencia se transforma en experiencia vital superlativa.
Irene Coppola con Manolo di casa Sabelona (Veranes) durante la residenza presso PACA. Artista in residenza, AIRPACA2016. Foto: Virginia López
Irene Coppola, particolare dell’installazione “Memoria dell’immemoriabile”, 2016. Museo del Ferrocarril de Asturias, Gijón. Artista in residenza, AIRPACA2016. Foto: Courtesy dell’artista
Claudia Gambadoro, finalmente y después de varios tentativos, pudo entrar en casa Fombona y conversar con Pepe Fombona. De nuevo aquí parecía un acto de invasión, se entraba en lo privado con una cámara fotográfica en mano. La bisagra. Una desconocida que probablemente no vuelva más. ¿Por qué? ¿Para qué? De nuevo resuena la advertencia de Robert Walser. Sin embargo, las pequeñas acciones cotidianas de Pepe, son también las nuestras. Los dibujos realizados por Claudia (bocetos para la serie “Hogares”) a partir de estos momentos compartidos en su casa, no son la biografía de Pepe, (Claudia siempre insistía en ello cuando explicaba el trabajo que quería hacer) sino la de todos nosotros: la casa en la que crecimos y que ahora está vacía o abandonada, la soledad, la vejez, la espera, la desilusión, la memoria o la falta de ella, el tentativo de aferrarnos a algo, la dignidad de seguir adelante, mirar por la ventana con la mirada lejos y hacia atrás, fregar unos cacharros, sentarse al sol delante de casa, y volver, volver siempre a los lugares amados. Pepe vino a la exposición y se le empañaron los ojos. También estuvo el día de talleres abiertos que organizamos en PACA para que los vecinos pudiesen conocer los procesos de trabajo de los artistas en residencia. Y algunos vecinos que vinieron a la exposición durante las jornadas que organizamos Griselda Coro Niembro y yo como visitas comentadas (en ese tentativo de comunicar mejor lo allí expuesto), nos motivaron a seguir adelante, se reconocían en el trabajo realizado. De no haber sido así, el trabajo hubiese sido estéril, al menos para mí y no tendría sentido entonces hablar del territorio si no hay un verdadero diálogo con él, si aquello que hacemos no resultase en cierta forma interesante, si no se compartiesen valores, si el lenguaje empleado no fuese comprensible. No hace falta ser crípticos para ser contemporáneos. De lo contrario, estamos ensimismados.
Claudia Gambadoro con Pepe Fombona, Trubia, 2016. Artista in residenza, AIRPACA2016. Foto: Virginia López
Visite alla mostra “Eigendenken/Recordación. Trabajar para comer”, come conclusione delle residenze artistiche AIRPACA2016. Museo del Ferrocarril de Asturias. Foto: Giovanni Lanterna
El trabajo de Tamara Vignati también requería que lo privado se convirtiese en público, aunque la dimensión privada del entorno doméstico, capturada a través del foro estenopeico, permanecía en negativo, poco identificable (¿Estrategias de la no-intromisión además de necesidad conceptual?) De nuevo lo privado no quería ser biográfico, sino vehículo e instrumento de análisis desde la antropología visual. “Tentativo de inversión” fue una composición fotográfica de reflexiones y citas bibliográficas en torno a la forma de habitar: utopía, explotación caótica del suelo, gentrificación, trabajo, anarquismo, filosofía política, sedentarismo o nomadismo, agriculturas … todo apoyado en una serie de internos de la ciudad de Gijón y de la aldea de Trubia, internos que mal a penas se dejaron fotografiar: antes de llegar las casas se limpiaban, se disponían para el acontecimiento fotográfico, se vestían para su momento de exposición pública. De nuevo la bisagra. Georges Perec estuvo sentado en un café observando las calles de Paris detrás de un cristal mientras tomaba notas en su cuaderno5, Tamara quería entrar en las casas privadas con una caja estenopeica. El pacto fotográfico nacía de un intercambio: yo hago algo útil para ti (¿limpieza doméstica, un taller con tus hijos, la compra?) y en cambio me dejas fotografiar tu casa. Fue difícil y el intercambio no funcionó plenamente hasta una vez terminada la residencia: durante la inauguración de la exposición Rosario vio el cartel que Tamara había hecho como forma de comunicación y distribución del acuerdo de intercambio. Quiso participar. Tamara estuvo dos días en su casa, hizo fotos, registró audios, escuchó. Rosario participó porque la propuesta le interesaba, quería que su historia se conociese, encontró afinidades intelectuales con Tamara y su propuesta. La participación nacía de un interés compartido. Ahora Tamara es la depositaria de todo ese material y quizás ahora tenga una responsabilidad: hacer que esas fotos hablen.
Uno dei volantini ideati inizialmente dall’artista Tamara Vignati come strumento di diffusione per avviare lo scambio necessario alla realizzazione del suo progetto “Tentativo de inversión”. Artista in residenza, AIRPACA2016
Tamara Vignati, “Tentativo de inversión” 2016. Dettaglio di una delle 50 fotografie stenopeiche che compongono l’installazione. Foto: courtesy dell’artista
Habitantes Paisajistas
L’atto di camminare come forma di interpretazione del paesaggio: progetto “Habitantes Paisajistas”, 2016. Foto: Miguel Santomé
Habitantes Paisajistas es una herramienta y metodología de trabajo: utilizar el acto de caminar como forma de aproximación e interpretación del paisaje. Un grupo de trabajo y caminantes abierto y flexible en el que la experiencia y acto del caminar se realiza al mismo ritmo que fluye el pensamiento, en una relación de continuidad con el entorno.
Un proyecto de largo recorrido que ha iniciado su desarrollo en el 2015 dentro del marco del proyecto “El Paisaje Agrario de Veranes”, ciclo de talleres primavera 2015 (PAV2015) y que en el 2016 y 2017 continúa desarrollándose en colaboración con el museo arqueológico Villa Romana de Veranes, dentro de una serie de actividades producidas por el museo en torno a la arqueología del paisaje. La colaboración con el museo nace también de un deseo por parte de la institución de ponerse en contacto con su entrono más cercano y conseguir la participación de los vecinos en las actividades del museo, a través de prácticas y metodologías diferentes. Es un museo de sitio, cuyo trabajo de investigación es clave para entender la historia y evolución del paisaje de Cenero desde época romana y por tanto fundamental en la valorización de nuestro territorio, sin embargo, no era percibido de esta manera por la comunidad local. Las actividades que programamos en este contexto miran por tanto a favorecer el diálogo entre ambos, crear lazos afectivos e intelectuales.
Por este motivo el proyecto se materializa en una serie de encuentros anuales en los que se suceden paseos, talleres, charlas, cada año en torno a una temática diferente y desde disciplinas y saberes varios (antropología, paisaje sonoro y fonografía, estética, botánica, artes plásticas, arqueología, ecología, alimentación …). En el 2016 Habitantes Paisajistas giró en tono al agua y en el 2017 lo haremos en torno a la cultura del pan. Tanto los talleres como los paseos están pensados como momentos en los que se intercambia conocimiento: el experto invitado en cada ocasión, en muchos casos establece un diálogo con los vecinos y participantes que aportan contenidos al programa. No hay lección frontal ni tampoco estática. El mismo itinerario de los paseos se decide consultando, de forma informal, a algunos vecinos, en función de los lugares que se quieren visitar, informándonos de la historia y usos de los mismos: fuentes, lavaderos, abrevaderos, molinos, senderos, minas. Suele haber siempre un momento de comida en común con productos procedentes de las huertas de nuestro entorno y también de la nuestra. Quien pone las patatas, quien pone las semillas, quien los huevos. La mesa surge en un lavadero, en medio de un prado y cerca de unas ruinas arqueológicas, o en la pomarada de PACA. Es una suerte de acupuntura en el paisaje, una obra por tanto construida colectivamente y en constante movimiento, que nace de intereses, afectos, preocupaciones o curiosidades comunes.
Estas experiencias están siendo recopiladas en diferentes formatos. El año pasado PACA ha editado el primer número en papel de la revista Creadores de Paisajes, en una tirada de sólo 50 ejemplares donde se recogían las actividades realizadas desde nuestra llegada a casa Antonino y la puesta en marcha de PACA. El disponer de un documento en papel creo que es necesario cuando hablamos de una población no tan familiarizada con los medios digitales. La pena es no haber podido editar un mayor número de copias. Los contenidos de la publicación han sigo generados gracias a la aportación de todas las personas que han participado en los diferentes proyectos desarrollados hasta el momento, y era una forma de visibilizar el esfuerzo y trabajo realizado entre todos. Se presentó con ocasión de la exposición El paisaje agrario de Veranes, en el Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón, la cual, bajo formato expositivo, respondía a la misma intención: dar visibilidad a las preocupaciones e intereses que están a la base de nuestro proyecto, poner el paisaje de Cenero al centro (también en el centro físico de la ciudad) y compartir las metodologías empleadas. Simultáneamente, estamos construyendo un archivo digital en forma de mapa, Cartografías Subjetivas , donde ir geo-localizando datos sensibles del paisaje de Cenero: tanto archivos audiovisuales producidos a partir de Habitantes paisajistas (registros audio de los paseos, paisajes sonoros, entrevistas…), como archivos fotográficos, conversaciones, recuerdos , impresiones, publicaciones y textos de interés, monumentos y elementos del patrimonio etno-antropológico…es decir todo aquello que pueda contribuir a la documentación de la cultura material, social y mental de esta parroquia. Su construcción progresiva dependerá de la participación de nuestros vecinos y por tanto del grado de interés con el que sea percibido el proyecto, así como de nuestra capacidad para leer, comunicar y adaptarnos.
Genius Loci: arte y poéticas de la relación
Quiero terminar citando algunos proyectos que se mueven en esta dirección desde la autogestión y artistas con los que he compartido experiencias de trabajo. Es una cita arbitraria y parcial, pero son algunos ejemplos de cómo la práctica artística actual se relaciona con el territorio. Todos ellos trabajan en contextos específicos con una mirada a largo término. Representan actitudes y estéticas de la implicación.
En Italia, Silvia Petronici (comisaria de arte independiente) hace años que organiza residencias artísticas, workshops y exposiciones centradas en la relación directa con el territorio y en la práctica site specific. Proyectos itinerantes que se van modificando de forma orgánica y en los que prevalece la dimensión afectiva y relacional: Sense of Community y Riserve Urbane son algunos de los proyectos en curso, abiertos y en evolución. Siempre en Italia, Lucia Giardino y Federico Bacci en Guilmi, un pequeño pueblo del Abruzzo, gestionan un espacio de residencias artísticas ubicado en la casa familiar: Guilmi Art Project. Durante el verano, los artistas invitados viven y conviven con los vecinos de Guilmi que participan con diversas modalidades en el proyecto de residencia y Pietro Gaglianò, comisario invitado a la residencia, ha activado en el 2013 la Nuova DidatticaPopolare: lecciones frontales en la plaza del pueblo como herramienta para acercar el lenguaje del arte contemporáneo y el trabajo de los artistas a la comunidad de Guilmi.
En toda España hay numerosas iniciativas, asentadas en el medio rural o en la ciudad, otras sin lugar fijo, interesadas en promover desde el arte, un pensamiento crítico y propositivo en torno a la ecología del territorio y con un componente utópico que creo es necesario reivindicar, pues la utopía es motor de cambio. Proyectos en los que el establecimiento del diálogo con la comunidad local es fundamental, en los que acercarse al otro, para conocer sus necesidades es el paso previo, en los que el paisaje se vive y se experimenta diariamente y la práctica artística, la educación y la investigación progresan con constancia y continuidad. Pueblos en Arte de Lucía Camón en un pueblo de Zaragoza, el proyecto itinerante Herbarium de Lorena Lozano o Inland de Fernando Garcia-Dory son algunos ejemplos. El encuentro Genius-Loci arte y poéticas de la relación organizado el año pasado quiso poner en relación algunos de estos proyectos y sensibilidades, con la intención de favorecer la creación de una red de trabajo (el cubo verde) e intentar el acercamiento de las universidades a este ámbito de trabajo. Sirva Laboratorio_Rural, realizado por Myrem González desde su proyecto Paraisu Rural en Asturias, como directorio para consultar proyectos e iniciativas afines en toda España.
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1 Costa, José Manuel 2016, “el arte ensimismado” Exit-express (microensayo) en: http://exit-express.com/el-arte-ensimismado/ [18 enero 2016].
2 López D., Tendero G., Manual práctico para la Dinamización Agroecológica. Sembrando alternativas. Cuadernos de campo N-1. Publicaciones Campo Adentro, Madrid 2014.
3 Fabro L., Arte torna Arte. Lezioni e conferenze 1981-1997, Einaudi, Torino 1999.
4 Seelig C., Paseos con Robert Walser, Siruela, Madrid 2009, p. 34.
5 Perec G., Tentativo di esaurimento di un luogo parigino, a cura di Alberto Lecaldano, Voland, Roma 2011.
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Virginia López vive y trabaja entre Florencia (Italia) y Gijón (España). Licenciada en Historia del Arte (Universidad de Oviedo) y en Bellas Artes (ABAF, Florencia). En el 2010 completa sus estudios en la Aalto University de Helsinki y en el 2013 funda PACA_Proyectos Artisticos Casa Antonino, en la idea de unir arte, territorio y vida. Compagina su trabajo como artista con la actividad educativa y la organización de proyectos interdisciplinares en colaboración con instituciones públicas y privadas. Su obra indaga la dimensión temporal, el concepto de memoria y transitoriedad a travès de los materiales utilizados, entendidos como contenedores de tiempo: la cera y viejos procedimientos de estampa fotográfica. www.virginialopezvl.com
PACA_Proyectos Artísticos casa Antonino